Redes sociales, ¿una amenaza para nuestra privacidad?

Redes sociales, ¿una amenaza para nuestra privacidad?

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La “Sociedad de la Información” ha convertido a Internet en el principal medio de transmisión de todo tipo de datos.
Resultan evidentes sus ventajas, tanto en el ámbito profesional como
en el personal. Sin embargo, en múltiples ocasiones, las nuevas tecnologías vulneran la protección de datos y con ello nuestra privacidad, razón por
la cual es importante hacer un buen uso de los medios para no perder el control de toda nuestra información.
En este ámbito tienen un lugar destacado las redes sociales, un fenómeno que se ha convertido en una gran revolución, a través de las cuales, usuarios con intereses personales afines se conectan entre sí para compartir información de todo tipo, e incluso recuperan el contacto con personas que han pasado por sus vidas. El número de usuarios no hace más que crecer, de hecho, las cifras nos indican que el 40% de la población mundial participa en ellas.

Por el gran volumen de datos que proporcionamos en este tipo de plataformas, no está de más tener en cuenta algunas recomendaciones a la hora de navegar por las mismas:
– Debemos evitar facilitar excesiva información sobre nuestra vida personal y/o familiar, haciendo uso de un “nick” que nos proporcione una “identidad digital”.
– Siempre revisar y leer con atención las condiciones de uso y política de privacidad. Aceptar los textos legales sin su lectura previa puede comprometer nuestros datos, otorgando sin saberlo en muchas ocasiones el consentimiento expreso para el envío de publicidad.
– Disponer de una contraseña segura, no compartiendo la clave con terceros, y modificándola regularmente.


Para que una contraseña sea considerada segura, debe reunir los siguientes requisitos:

Disponer de caracteres alfanuméricos
Disponer de caracteres expresados mediante letras mayúsculas y minúsculas
Disponer de símbolos, o caracteres especiales (*,%, @, etc.)
Su longitud nunca debe ser inferior a ocho caracteres
– Configurar adecuadamente el grado de privacidad de nuestro perfil, eligiendo aquél que más se ajuste a nuestras necesidades.
– Aceptar exclusivamente a aquellas personas conocidas o con las que ya mantengamos una relación previa.
– A la hora de publicar contenidos visuales (por ejemplo, fotografías), prestar especial atención, especialmente si figuran terceras personas que probablemente no hayan otorgado su consentimiento para la divulgación de su imagen.
Ahora bien, ¿qué uso pueden hacer las empresas de nuestros datos a través de las redes sociales?
Una gran mayoría de usuarios incluye gran cantidad de información personal en su cuenta, (fecha de nacimiento, ciudad en la que vive, formación y empleo, gustos e intereses, etc…), datos que permiten a las compañías experimentar con una nueva forma de publicidad (la denominada “publicidad segmentada”), estudiando sus hábitos de navegación y mejorando con ello la efectividad de sus anuncios.
Otro de los elementos que cada vez está tomando más relevancia para este tipo de prácticas son las “cookies”, pequeños archivos que se instalan en el ordenador de un usuario al visitar un sitio web. No obstante, y para mejorar la protección del usuario, desde el 1 de Abril de 2012, según la Ley 34/2002, de 11 de julio, de servicios de la sociedad de la información y de comercio electrónico (LSSICE) en su Artículo 22.2 párrafo 1º.
«Los prestadores de servicios podrán utilizar dispositivos de almacenamiento y recuperación de datos en equipos terminales de los destinatarios, a condición de que los mismos hayan dado su consentimiento después de que se les haya facilitado información clara y completa sobre su utilización, en particular, sobre los fines del tratamiento de los datos, con arreglo a lo dispuesto en la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de Datos de Carácter Personal».
Otro de los puntos negativos en cuanto a nuestra presencia en las redes lo encontramos en el “spam”, o mensajes no solicitados y que normalmente tienen el fin de ofertar, comercializar o tratar de despertar el interés respecto de un producto, servicio o empresa. De hecho, según un último estudio realizado por Nexgate, durante el primer semestre del año, se ha producido un aumento de spam en las plataformas sociales, siendo Facebook la principal fuente de emisión de este tipo de envíos. Algunos mensajes directos, las invitaciones a páginas, concursos o eventos, incluso los hashtags, pueden ser considerados como “spam” dentro de las redes sociales.
Y por último y no menos importante, debemos prestar mucha atención a una posible suplantación de identidad, y a los no menos lamentables casos de ciberacoso (también llamado cyberbullying), actos delictivos cada vez más en auge, tipificados como delito en el Código Penal.


Visto lo anterior, y teniendo en cuenta que las redes sociales pueden
resultar beneficiosas para usuarios y empresas, no debemos olvidar de que
son accesibles a todo el mundo, por lo que en ningún momento cabe descuidar la privacidad de nuestros perfiles y datos.